"Hubo un tiempo en que el pensamiento era divino, luego se hizo hombre, y ahora se ha hecho plebe. Un siglo más de lectores y el Espíritu se pudrirá, apestará"

Friedrich Nietzsche

viernes, 24 de mayo de 2013

LA SOCIEDAD SIN PADRE (V): Negación de la muerte en la sociedad del ‘padre eliminable’



[El capítulo del libro de Claudio Risé de donde está extraído este breve texto trata de la conexión profunda entre la eliminación del padre y la manera insipiente, enfermiza con que nuestra sociedad afronta el tema de la muerte. Con esto concluyo los textos de Claudio Risé.]



Entre todas las pérdidas, la más inaceptable por parte de la sociedad que ha “retirado” el padre, y su sentido, es naturalmente la muerte. Que es por otra parte la más significativa, la imagen misma de la pérdida, la que da significado a todas las demás. […] “Rebelarse a la muerte”, dice el psicólogo C.G. Jung, “equivale a no querer vivir, puesto que no querer vivir y no querer morir son la misma cosa”.



Todo ello, sin embargo, ya no significa nada en Occidente, la primera cultura que se ha empeñado con todas sus fuerzas en quitarle todo el significado a la experiencia de la muerte, rechazada en cuanto pérdida de las cosas y paso a una dimensión donde éstas ya no están presentes. La muerte, en Occidente, ya no es ni transformación ni tránsito, sino sólo pérdida, experiencia sin sentido en una sociedad adquisitiva, que quiere sólo obtener, añadir más cosas, lucrar.



El rostro de la muerte ya no es sagrado: se ha convertido en un horrible fantasma, que persigue a un hombre cuya entera existencia tiene lugar dentro del “mundo de las cosas” […] el hombre de la modernidad tardía, aquel individuo cuyo desarrollo patológico hemos descrito en el capítulo precedente […]



Este hombre quiere vencer a la muerte. Una victoria, naturalmente, no espiritual sino secular, “cosal”, “técnico-científica”, en línea con la ideología dominante.



El director del Instituto Pasteur y co-descubridor del virus del SIDA, Luc Montagnier, ha declarado por ejemplo: “…la inmortalidad es una hipótesis que hay que tomar en consideración…la muerte del individuo no es, como a menudo se piensa, algo inscrito en la misma vida…el individuo muere porque existe la reproduccion sexual. Para adaptarse y garantizar los cambios en el individuo la reproducción sexuada es en efecto el mejor sistema: algunos individuos mueren y otros ‘nuevos’ toman su lugar, porque constituyen una variación genética que facilita la adaptación. Pero si el ambiente no cambia ya no existe ninguna razón para que las cosas sucedan de esta manera. Es por tanto legítimo imaginar individuos inmortales que naturalmente ya no se reproducirán con la reproducción sexuada…”



En un escenario como el descrito por Montagnier la visión cientificista y secularizada muestra plenamente su rostro de plúmbeo conservadurismo. La palabra clave es Pero si el ambiente no cambia. Es el sueño de Herodes, la eliminación del niño concebido, con todas las infinitas variables de renovación que trae al mundo. […]



El hecho de borrar la muerte de la conciencia la desacraliza, pero la vuelve (desde el subconsciente) fascinante. La modernidad tardía es, en realidad, una época de necrófilos, hipnotizados y a la vez aterrorizados por la muerte, a la que intentan exorcizar, entre otras cosas comprando quintales de “revistas de la salud”.[…]

viernes, 17 de mayo de 2013

LA SOCIEDAD SIN PADRE (IV): Patología de la sociedad sin padre



[En el capítulo V de su libro Claudio Risé pasa revista a una serie de taras y deformaciones de la personalidad relacionadas con la ausencia del padre, y verdaderamente el lector notará hasta qué punto estas anormalidades son omnipresentes hoy en día y caracterizan la sociedad actual.

Mención especial merecen los breves datos sobre la violencia contra la infancia, de los cuales resulta la funcion protectora del padre. Esto es importante saberlo para valorar en toda su profundidad la basura infecta que encontramos regularmente en los medios, con artículos canallas que invariablemente buscan crear en la mente del lector la asociación entre paternidad y maltrato infantil, y presentar al padre como un maltratador de la infancia.]

Para mejor comprender cómo se configura la patología de la “sociedad sin padres” recordemos brevemente lo que dijimos anteriormente, cuando identificamos la “huella del padre” con la capacidad de soportar las heridas, las pérdidas, que la vida inexorablemente inflige. Pues bien, la “sociedad sin padres” donde la fábrica de los divorcios” reduce frecuentemente el progenitor varón a un individuo sin casa, homeless, marginado, fuera de la sociedad, es una agregación de personas incapaces de soportar las heridas de la vida.

Una sociedad que no sabe perder

Los ciudadanos de la “sociedad sin padre” ven la pérdida como una afrenta personal, más que como una prueba de su existencia, ligada también al destino espiritual del individuo. Entre estas “pérdidas” incomprensibles e inaceptables está el sacrificio de reconocer el principio de autoridad, destronado junto a la figura paterna. […] Adecuarse a la norma, sostener la confrontación con el plano de la realidad, se vuelve dificilísimo sin un padre que introduzca en la sociedad […] Los conceptos base de la ética, indispensable para desarrollar la voluntad, son desactivados completamente por la ideología del “padre eliminable”.

La caída de la vitalidad y la regresión de la personalidad a niveles infantiles

Es evidente en Occidente la caída de vitalidad del ser humano. Lo demuestran, a un nivel profundo, los materiales del subconsciente: sueños, fantasías, producciones creativas. Hoy estas “producciones culturales”, importantísimas para establecer el grado de salud de una civilización, son débiles y poco vitales […] tal caída de vitalidad está objetivamente documentada por una serie de fenómenos sociales o clínicos. Por ejemplo el continuo aplazar el momento en que se sale de la casa de los padres, la desorientación en las relaciones y los sentimientos (sustituidos por “modelos” mediaticos prefabricados), la multiplicación de las fobias de todo tipo, el aumento de la esterilidad que es la somatización del temor a reproducirse […]

Cuando el padre se “elimina” como sucede física y simbólicamente en la sociedad occidental tardomoderna, el desarrollo pleno de la personalidad se alcanza sólo fatigosamente, de manera ocasional, y el individuo no logra nunca superar los estadios psicológicos precedentes, experimentados durante la infancia.

La perversión “devorante” en la sociedad sin padre

[El primero de estos estadios es] la “fase oral” en la cual el mundo se conoce comiéndolo y gozando para obedecer al principio del placer, vivido en su modalidad “devorante”. Uno de los efectos de la liquidación de la imago paterna, personal y colectiva, es el de hacernos retroceder al estadio oral de la primerísima infancia, con sus conocidas características. Por ejemplo la incapacidad de sostener la tensión de la espera o de la mediación […] La manifestación teatral del sentimiento […]

La oralidad de este modelo social se manifiesta también  en la tendencia a caer en comportamientos literalmente “devorantes”, en los que las dificultades psicológico-afectivas que vienen de no saber soportar la tensión (de la espera, de la privación) se “compensan” con el consumo-ingestión de sustancias: alimentos, drogas, alcohol.

La perversión sádica en la sociedad sin padre

Según Mendel “la regresión impuesta al niño contemporáneo […] a través de la rebelión contra el padre, está sobre todo caracterizada por la retención, la avaricia, la agresividad sádica, los comportamientos y fantasías obsesivas”. Es difícil decir si éste sea el problema psíquico prevalente, dada la evidencia del clima de “oralidad” que hemos visto que caracteriza la cultura occidental. No hay duda sin embargo, a la luz también de los resultados de la experiencia clínica, que esta situación psicológica está acompañada por tales síntomas. Es prueba de ello la multiplicación de las neurosis obsesivas, con su contorno de manifestaciones y fobias, y las infinitas manifestaciones de sadismo, dirigido contra uno mismo (masoquismo) o hacia los demás. Connotaciones fuertemente sadicas se notan también en los comportamientos de expulsión de los padres de la familia y de la sociedad, así como en aquellos (que llegan a impensables niveles de ensañamiento) de violencia sobre los niños y sobre las mujeres.

Hiperconformismo y agresividad

Forma parte de la neurosis obsesiva, ligada al lado sádico de la sociedad sin padre, su tendencia, a nivel colectivo, a escindirse de manera esquizofrénica entre hiperconformismo (sumisión pasivo-masoquista) y rebelión terrorista, con explosiones de violencia sadica.

¿Vivimos en una sociedad perversa que multiplica el malestar? Pues aceptémoslo sin parpadear: esta parece ser, por ahora, la reacción de la mayoría, en su componente pasivo-conformista.

Por otra parte, en nuestros días ha sucedido más de una vez que un individuo entrara en una escuela, u otro lugar público, para matar, sin un objetivo particular, a cuantas más personas pudiese. Es esta la reacción sádico-rebelde a una situación vivida como sofocante y carente de sentido. […]

Los hijos que han crecido sin el padre tienen más del doble de posibilidades de involucrarse en episodios de agresividad criminal. Según fuentes del Ministerio de Justicia americano el 72% de los adolescentes homicidas, el 60% de los violadores y el 70% de los detenidos a penas de larga duración ha crecido en una casa sin el padre. Entre los jóvenes que muestran comportamientos violentos en la escuela la situación familiar es, once veces contra una, de ausencia del padre. […] El 69% de los niños víctimas de abusos sexuales viene de hogares de los cuales el padre biológico estaba ausente.

sábado, 4 de mayo de 2013

LA SOCIEDAD SIN PADRE (III): La fábrica de los divorcios



[En este capítulo del libro se habla de la hostilidad hacia el padre de los tribunales y de la burocracia que vive de destruir familias y perseguir a los hombres. Las referencias son a los Estados Unidos, país pionero de Occidente donde la tiranía feminista y la persecución del padre estan más avanzadas. En nuestro país aún no hemos llegado tan lejos pero sólo porque vamos con retraso, aunque el nefasto Zapatero, el enemigo del varón y del padre, hizo todo lo que estuvo en su mano para ponermos a la vanguardia en la infamia antimasculina.]

La sociedad occidental, las madres preocupadas del porvenir de sus hijos, los padres que quieren seguir desempañando sus funciones, observan con creciente preocupación la temible alianza entre las mujeres divorcistas y una de las más potentes lobbies contemporáneas, que aquí hemos llamado la fábrica de los divorcios. Un mecanismo que ya tiene experiencia en utilizar los aparatos del Estado para destruir la célula base de la sociedad: la familia. […]

En todo Occidente hablar de los derechos de los padres es extremadamente impopular […] y sin embargo las madres no ofrecen mayor garantías en cuanto a seguridad y bienestar de los hijos. Al contrario. Según datos del Ministerio de la Justicia americano, el 70% de casos de abuso infantil comprobado, y el 65% de los homicidios de hijos a manos de los padres, son cometidos por las madres, no por los padres […] La madre encargada de la custodia del niño tiene cinco veces mas probabilidades de matarlo respecto al padre. En conjunto los niños tienen un 88% más de probabilidades de sufrir serios daños por abuso o abandono por parte de la madre que por parte del padre.

Sin embargo en la práctica de la máquina de los divorcios todo ello no tiene ninguna importancia […] Después de la custodia las madres divorciadas obstaculizan en todas partes el encuentro de los hijos con los padres, aunque todas las investigaciones psicológicas demuestran los graves daños a los hijos que esta actitud produce. […]

Según el Royal College of Psychiatry inglés, a partir de 1970 el suicidio entre los varones ha aumentado del 72%, mientras el de las mujeres ha permanecido constante. Fue precisamente en 1970 cuando la orientación antipaterna se volvió dominante, también por efecto de la afirmación del feminismo, cuyas militantes fueron en buena parte absorbidas por la magistratura y las demás profesiones activas en la fábrica de los divorcios como psicólogos y asistentes sociales. […]

[En Estados Unidos] El poder ilimitado [de los tribunales de familia] es un lugar donde se entrelazan muchos intereses materiales: los de los jueces, en su carrera, y aquellos, a menudo interdependientes, de los grupos de profesionales que colaboran e intervienen en la empresa de los divorcios. […] Para que los negocios empresariales de la burocracia del divorcio vayan de la mejor manera posible, sin embargo, una condición es ciertamente necesaria: echar al padre de la familia. […]

Una vez fuera de casa, el padre es un fuera de la ley potencial. En Estados Unidos se le puede detener porque va al encuentro de sus hijos sin autorización en un lugar público, como el zoo, o la iglesia, o por haberles llamado por teléfono cuando no estaba previsto, o por enviarles postales. Los padres que han caído bajo las garras de la fábrica de los divorcios pueden ser sometidos a cualquier tipo de investigación y pesquisa, como cualquier malhechor. Sus papeles personales, los documentos financieros y sus casas deben estar accesibles a cualquier petición. Los niños mismos pueden ser usados como informadores. Sus hábitos están sujetos a la valoración del tribunal. […] Los padres, sin ser acusados de ningún delito en particular, se deben a menudo someter a la prueba del plethysmographs, durante la cual un sensor electrónico se coloca en el pene, mientras se obliga al padre a ver películas pornográficas con niños, y sus eventuales reacciones sexuales se registran automáticamente. El objeto es demostrar que el padre, aún no acosado de abusos, debe ser expulsado de casa porque es un abusador potencial [...]

miércoles, 1 de mayo de 2013

LA SOCIEDAD SIN PADRE (II): Occidente se aleja del padre



[Unos breves pasajes del capítulo 3 del libro de Risé, “Occidente se aleja del Padre” en el cual analiza el declive de la figura del padre en Occidente y su relación con las ideologías hoy dominantes.]

El final del papel masculino en cuanto a organizar y dirigir las energías del hijo, e iniciarlo en la sociedad, consumado por lo menos desde hace medio siglo, marca una ruptura antropológica entre el hombre y la cultura masculina precedente.

Desde entonces, y por prinera vez en la historia masculina, el varón ya no se inicia e introduce en la sociedad adulta por medio del padre, u ottras figuras masculinas que lo acompañan o sustituyen, sino por medio de la madre, y de una serie de figuras femeninas de ayuda y orientación. Ya no hay trazas de la herida paterna, que se infligía, entre otras cosas, separando al hijo de la madre. Cualquier rito que pudiera evocarla ha sido, en la sociedad occidental, cuidadosamente abolido. Desaparecido el padre iniciador, las mujeres prevalecen hoy en todo el sistema escolástico occidental, en las profesiones asistenciales, en la educación, en la ayuda psicológica, etcétera. […]

Desde el punto de vista social, uno de los efectos mas dañinos del abandono de las prácticas inicáticas en el campo masculino, es la progresiva pérdida en los hombres jóvenes de la capacidad de controlar y utilizar positivamente la propia agresividad. Precisamente el aprendizaje de este control, en efecto, era uno de los aspectos centrales de tales prácticas. […]

En el campo femenino, por otra parte, la hija que experimenta un déficit paterno se ve afectada, en el momento de instaurar su relación con la sociedad, por una profunda inseguridad. Toda la psicología clínica demuestra de qué manera este aspecto, atribuido a menudo a una baja autoestima, puede manifestarse en comportamientos de renuncia o autolesionistas; o como sucede a menudo hoy, con una competitividad exasperada, a través de la cual la mujer busca enmascarar la propia inseguridad, sustituyendo a la aprobación personal del padre esa otra, impersonal, de la sociedad, de la empresa, del grupo político, etcétera. Incluso cuando llega el éxito y el reconocimiento público, no consigue sin embargo sustituir la tranquila seguridad proporcionada por una relación positiva con el padre. La mujer paga así esta fragilidad psicológica, enmascarada (y por tanto aumentando el riesgo) por la fuerte ambicion, con patologías que pueden ser graves, la más frecuente de las cuales es la anorexia. […]

Con la centralidad del valor materno de la “satisfacción de las necesidades” (en gran parte inducidas artificialmente por el sistema mediático), conveniente para el consumo y por tanto para el crecimiento de la sociedad industrial, la entera sociedad (no sólo las grandes empresas) se ha convertido en una Gran Madre. […] La orientación hacia la “satisfaccion de las necesidades” es regresiva, porque nos lleva a exigencias psicofisiológicas propias de la primera infancia: la sociedad occidental es, como veremos, una sociedad profundamente infantilizada. […] Esto genera una identidad débil, que vive en el ansia de lo provisional, y un sentimiento de vacío, que metafóricamente se “llena” a menudo con la ingestión de sustancias (alcohol y drogas). O bien con la ingestión de creencias igualmente “fabricadas”, políticas o pseudoreligiosas.