"Hubo un tiempo en que el pensamiento era divino, luego se hizo hombre, y ahora se ha hecho plebe. Un siglo más de lectores y el Espíritu se pudrirá, apestará"

Friedrich Nietzsche

viernes, 3 de febrero de 2012

CULTURA DE DERECHAS (II)

[Esta es la segunda parte y la conclusión del breve ensayo de Adriano Romualdi que intenta dar indicaciones sobre cómo llevar a cabo una batalla cultural contra la hegemonía del marxismo cultural más comúnmente llamado "progresismo". Líneas escritas hace más de cuatro décadas que hoy en día tienen aún más validez y proponen un programa aún más necesario, porque en estos cuarenta años hemos visto acelerarse la degradación de la sociedad, resultado directo del programa progresista llevado adelante con lógica férrea e implacable voluntad]

Sin los libros de Evola, como “Los Hombres y las Ruinas” o “Cabalgar el Tigre” no habría sido posible mantener abierto en la Derecha un espacio cultural. Evola es sin embargo una figura solitaria –aunque grande- y su obra está ya a sus espaldas. Son necesarias nuevas fuerzas creadoras, o al menos una obra de difusión inteligente.

Hay que cultivar los dominios particulares de la historia, de la filosofía, del ensayo. Hay que trabajar también el campo del arte. No sin motivo Evola ha comparado la tradición a una vena que necesita innumerables capilares para llevar la sangre a todo el cuerpo.

¿Cuáles podrían ser los cometidos de una Derecha cultural?

En el campo de una visión del mundo, la definición de una concepción orgánica y no mecánica, cualitativa y no cuantitativa, una Ganzheitslehre para la cual existe toda una serie de referentes desde Schelling a Othmar Spann. Pero también algunas líneas del idealismo –depuradas de una cierta mitología historicista- pueden constituir puntos de referencia contra el neomarxismo y el neoiluminismo. Desde el Hegel de “La Filosofía del Derecho” al mejor Gentile algunos elementos pueden ser utilizados. No hay que descuidar la crítica a la ciencia y la concepción matemática del Cosmos, para lo cual por ejemplo la crítica al concepto de ley de la naturaleza de un Boutroux, e incluso el “élan vital” de Bergson pueden servir de elementos de rotura hacia una concepción no matemática, sino voluntarista y espiritualista del Universo.

Así, en este dominio existen puntos de referencia bastante numerosos. Lo importante es comprender que una visión del mundo se debe dar en términos lógicos y no sólo míticos. La importancia de un Evola respecto a un René Guénon es que tiene a sus espaldas una “Teoría y Fenomenología del Individuo Absoluto”, es decir un auténtico pensamiento en sentido propio, del máximo rigor y coherencia. En una época de racionalismo dominante, no se puede pretender la aceptación de un “tradicionalismo” que se presente en términos más o menos fideísticos.

Por lo que respecta a la ciencia en sentido propio, ante todo hay que considerar las reservas que han expresado grandes científicos contemporáneos como un Heisenberg y un Weizsäcker acerca del método científico como instrumento de conocimiento absoluto. Es importante recordar que la física moderna no conoce una “materia” sino una serie de hipótesis alrededor de un quid conceptualmente indefinible.

Un segundo dominio es la antropología. Antropólogos como el americano Jensen (“The Heritability of Intelligence”) y el inglés Eysenck (“Race, Intelligence and Education”) han analizado la brecha intelectual entre blancos y negros resaltando los factores hereditarios. Otro americano, Carleton S. Coon en “The origin of Races” – considerado el más importante estudio sobre los orígenes del hombres después del trabajo de Darwin- ha mostrado cómo las razas humanas no tienen un único progenitor sino que han superado separadamente el umbral de la hominización. Se trata de afirmaciones fundamentales, que los mass-media se esfuerzan en ignorar, pero de las cuales una auténtica Derecha no se puede desinteresar por sus consecuencias anti-igualitarias.

En los márgenes de la ciencia se coloca una de las cuestiones hoy más discutidas: la ecología. Pues bien, sería absurdo que la Derecha abandonase a las Izquierdas este tema, cuando todo el significado último de su batalla se identifica justamente con la conservación de las diferencias y las peculiaridades necesarias al equilibrio espiritual del planeta, conservación de la cual la protección del ambiente natural es una parte.

El campo histórico es uno de los más batidos por la ofensiva enemiga. Demostrar que la Derecha está contra el “Sentido de la Historia” es uno de los medios más utilizados para desacreditarla ante los ojos de una época siempre dispuesta a confundir el progreso técnico con el progreso en absoluto.

Es necesario ante todo hacer sitio a una concepción no banalmente evolutiva de la historia. Un Oswald Spengler, un Arnold Toynbee, un Günther, un Altheim pueden ofrecer puntos de referencia. A la concepción de la historia como un mecánico progreso hay que oponer una visión histórica que conoce períodos de desarrollo y períodos de involución. En general, no existe una historia de la humanidad, sólo la historia de las diferentes estirpes y civilizaciones, por ejemplo una historia de Europa como devenir y de las estirpes indoeuropeas a través de los ciclos prehistórico, greco-romano y medieval-moderno.

[…]

Un apunte particular merece el dominio del arte. Aquí no es suficiente la claridad de los orientamientos; es necesario integrar las tesis “correctas” con esa infalibilidad del gusto que confiere a un sentimiento del mundo nobleza artística.

¿Qué es el arte de derechas? No se trata simplemente de escribir buenas novelas o poesías distintas por contenido, sino de expresar una diferente tensión estilística. Hay libros de autores comprometidos de derechas en los que difícilmente cabe encontrar esta nueva dimensión. En cambio puede aflorar en escritores menos engagé. Véase por ejemplo “Sobre los Acantilados de Mármol” de Jünger.

Este autor, si en un cierto período estuvo cercano al nazismo, después de alejó de él asumiendo una actitud crítica. Pero difícilmente podremos encontrar algo más “de derechas” que esta obra: la impersonalidad aristocrática de la narración, el estilo impecable y chispeante, la ausencia de la más mínima esquirla de psicologismo burgués hacen de ella un modelo difícilmente olvidable.

En general, estas características se encuentran en todas las mejores obras de Jünger. Su contenido literario es un poco preciosista. Pero un sentimiento artístico “de derechas” puede animar una materia descarnada, pobre, “naturalista”. Como en las novelas del noruego Knut Hamsun, en gran parte historias de paisanos del Norte: pescadores, marineros, campesinos. También aquí tenemos, aunque sea en tono menor, una firme y medida dignidad y –al mismo tiempo- un elemento mítico en las andanzas de estas almas sencillas que luchan contra el destino en la atmósfera magnética del paisaje boreal.

Hemos tenido que limitarnos a un par de ejemplos, los primeros que se nos han ocurrido. Pero el lector comprenderá lo que hemos querido decir y podrá integrar estas indicaciones con su propia sensibilidad y conocimientos.

Hablemos del dominio del cine […] Hay algunas escenas del judío comunista Eisenstein (estamos pensando en algunos fotogramas de “Iván el terrible”) que por su misticismo nacionalista y autoritario no pueden ser definidas sino “de derechas”. Es sabido que Fritz Lang, el director de “Los Nibelungos”, era un comunista convencido que abandonó Alemania tras la llegada de Hitler. Pero pocas películas consiguen expresar la Stimmung heroica, mítica y pagana de la Alemania nazi como esta obra maestra. […]

Otro ejemplo: Ingmar Bergman. No puede ciertamente ser definido “fascista” (aunque los comunistas una vez lo hayan intentado). Pero en ciertas obras suyas hay una potencia simbólica que –transportada del arte al dominio social- no puede dejar de ejercitar algunas, precisas sugestiones que los adversarios definirían sin dudarlo como “irracionalistas y fascistas”. Tenemos presentes algunos encuadres de “El Séptimo Sello”. Los paisajes míticos y solemnes, la presencia de lo invisible en el corazón de lo visible, el drama del héroe. Aquí no se quiere proclamar ningún mensaje político, pero la impresión que el espectador saca en conjunto no es ciertamente “democrática”,  “social” o “humanista”.

Naturalmente, también aquí quien decide es el instinto. Quien es verdaderamente de “Derechas”, quien interiormente lleva la huella de ciertos valores, de un particular ethos, sabrá inmediatamente distinguir las impresiones artísticas que pertenecen a su mundo. Estética viene de Aisthànomai, un conocer por sensación inmediata.

Las consideraciones expuestas no tienen un carácter sistemático. Pretenden sólo afrontar un problema, no definirlo. Por lo demás en este campo son suficientes orientaciones genéricas. Más allá de éstas cada cual debe proseguir con sus propios conocimientos y capacidades.

Bastan pocas notas para trazar las líneas de desarrollo de una cultura de “Derechas”. Pero estas directrices abstractas comenzarán a tomar forma cuando las personas individuales comiencen a escribir y actuar.

1 comentario:

  1. Te pongo un articulo complementario del escritor Alex Kurtagic, lastima que sea en ingles.

    http://www.theoccidentalobserver.net/2010/03/are-leftists-cleverer/

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