"Hubo un tiempo en que el pensamiento era divino, luego se hizo hombre, y ahora se ha hecho plebe. Un siglo más de lectores y el Espíritu se pudrirá, apestará"

Friedrich Nietzsche

sábado, 5 de noviembre de 2011

LA CIVILIZACIÓN FRAUDE


Maurizio Blondet es un periodista y autor italiano, tradicionalista católico, que fue expulsado del periódico católico Avvenire por sus posiciones fuertemente antisionistas y antiamericanas. Mantiene una agencia de noticias online y una editorial:


Escribe sobre política y economía, así como sobre fenómenos sociales en general. En este blog publicaremos tras este texto otros dos, en mi opinión de gran valor, sobre temas educativos.


La Civilización-Fraude

Maurizio Blondet



Fuente: Effedieffe


[Este texto habla de la decadencia de nuestra sociedad, vacía de valores, y avanza la provocativa hipótesis que el Islam tome el relevo ante un Occidente militarmente y técnicamente invencible, pero decrépito y decadente social y moralmente. En mi opinión es de la máxima actualidad, quizá no en lo accesorio pero sí en su esencia.]

Nadie, ningún pensador, analista o periódico importante toma nota de la evidencia que se impone tras el fiasco de la cumbre ambientalista de Copenhague: la inmensa y ridícula brecha entre las ambiciones sin cuento de los presuntos amos del mundo, y la impotencia que exhiben.

Estaba en el programa la ”reducción al 80% de las emisiones”, la disminución de dos grados en la temperatura del planeta, una tarea propia de Dios, a la cual toda la humanidad parecía dispuesta a dedicarse. Con este fin se había proyectado un control totalitario del mundo en una medida nunca vista. Se esperaba la milagrosa llegada del presidente Obama para imponer a centenares de Estados la nueva, inédita governance mundial. Pero Obama no es capaz de imponerse ni siquiera de frente a la lobby americana de la especulación financiera, a la cual no puede ni recomendar la reducción del bonus de los tiburones bancarios; la lobby farmacéutica ha dado al traste con su ambición de imponer la sanidad universal en Estados Unidos, “reforma” que se ha transformado en un inmenso regalo para los seguros privados. La lobby israelí lo ha humillado, obligándole a tragarse todos sus compromisos a favor de los palestinos.

Por lo demás, ¿Cómo podía esperarse que con el pretexto del clima funcionase como gobierno del mundo el representante extremo de una superpotencia en estado terminal, gobernada por un capitalismo terminal y por intereses particulares potentes cuanto suicidas, y además desindustrializada y prisionera en la espiral de una deuda nunca vista en la historia, que hace de ella el super-mendigo mundial, dependiente de su gran enemigo futuro, China?

Es esta irreal esperanza –difundida y apoyada al unísono por los medios occidentales- que merece ser explicada. ¿Cómo ha sido posible subestimar hasta ese punto la evidencia de la impotencia de Obama? Quiere decir que el mundo virtual de la propaganda se ha convertido en un universo cerrado y total, capaz de imponer su “narrativa” (a al vez alarmista y triunfalista: “yes we can, ser como dioses, cambiar el clima” incluso a sí mismo.

Estamos navegando en una nave que nos hemos construido a base de mentiras oficiales, sin ningún contacto con la tierra firme del mundo real, el de las fuerzas y los intereses verdaderos, en conflicto y plurales, inconciliables.

De esto hace falta tener conciencia, y no lo hacemos. Solamente el portal Dedefensa tiene el valor de nominar la cuestión, en sus dimensiones apocalípticas: es necesario superar la pregunta de si la civilización occidental triunfa o está en decadencia –dicen los autores- para considerar una hipótesis inaudita: que “quizás estemos viviendo en una civilización caracterizada en su misma sustancia por el fraude”.

”Civilisation-imposture”: es el título que tomamos de Dedefensa y hacemos nuestro, porque no se puede describir mejor la fractura epocal en que vivimos todos.[…]

En nuestro portal effedieffe nos hemos asombrado y escandalizado repetidas veces de que la pluralidad y la libertad de información occidental, nunca vista antes en la historia, haya dado como resultado una capa de mentira mediática espesa y total, sin resquicios, donde todos los tabúes dictados desde arriba sean respetados ”espontáneamente”, y conminados con una eficacia tan amenazante, superior a la del ex-universo soviético; y sin necesidad de Gulag.[…]

Pero el portal belga añade una diagnosis de este fenómeno sin precedentes: el embuste es inherente a y propio de nuestra civilización, caracterizada por una potencia tecnológica tan abrumadora que disimula la propia decadencia y perversión.

Emborrachada por las fabulosas tecnologías de que dispone, ”la civilización occidental aspira nada menos que a la incorporación de toda la humanidad en una única sociedad, y al control de todo lo que en tierra, mar o aire la humanidad puede explotar gracias a la técnica occidental” (la frase, profética, fue escrita por Arnold Toynbee en 1945), pero lo que expande y difunde a toda la humanidad es su vacío espiritual, su trágica capacidad de rebajar los espíritus (de vaciarlos de sentido) a medida que son conquistados por la ebriedad de su potencia mecánica (1)

Un imperio de la Nada, que satura al hombre con medios y le hace faltar lo esencial: el motivo para vivir. Que impone la absoluta anomalía histórica de una civillización sin religión alguna.[…]

Por todas partes estamos rodeados de neoprimitivos super-equipados con teléfonos móviles, GPS, pantallas planas, conexiones, mecanismos hipersofisticados de los cuales gozan sin tener, no ya la menor noción técnica sobre su funcionamiento, sino ni siquiera la menor curiosidad de aprender algo. Los occidentales son salvajes con huesos en la nariz, tatuajes y pendientes, que pueden ir a las Islas Maldivas gracias a sistemas de transporte aéreo extremadamente complejos, acerca de los cuales no les interesa saber nada. […]

Una sociedad de la cual ha desaparecido cualquier capacidad de disciplina y cohesión, de fineza intelectual, que no tiene el más mínimo respeto por las capacidades y competencias personales, que en su ignorancia impone y privilegia lo más simplista; que ignora los rudimentos del derecho, de las instituciones, de la democracia, y los está demoliendo día tras día. Una política que ni siquiera toma nota de que el poder soberano ha pasado a comisiones europeas no votadas y no elegidas, de las cuales ignoramos los entresijos y los manejos porque nuestros medios ”libres” no nos informan, porque Europa es “aburrida”.

Pero todo esto no es más que el resultado local del gran fenómeno epocal que Dedefensa intenta analizar: la civilización-fraude a nivel planetario.

Esta civilización necesita la mentira porque los ignorantes son el electorado que solicita ser engañado, que no solamente no reconoce las mentiras oficiales, sino que las requiere.[…]

¿Un ejemplo? ”La perpetua guerra al terrorismo de Washington, artificio para preservar su potencia, se da de bruces con la imposibilidad de imponer esta visión virtualista al resto dle mundo, de modo que el resto del mundo de hecho se aleja de las tesis americanas y su representación”

Washington multa a Credit Suisse por desobedecer al embargo comercial decretado contra Irán; pero China consolida sus relaciones comerciales e industriales con Irán y Washington no puede hacer nada, porque depende de la buena voluntad de Pekín, su máximo acreedor y suministrador, para colocar sus títulos de deuda pública. Arrogancia mundialista totalitaria e impotencia en la práctica, cada día más clara: la evidencia de ello se cubre con las mentiras de los medios, cuya complicidad es consciente y plena.

Ni tercer Reich ni zarandajas. Aquí vivimos bajo un Quinto Reich jadeante, que sin embargo logra imponer sus mentiras y su poder porque nosotros –los demás occidentales- la aceptamos y la invocamos.

El Quinto Reich agonizante, como todo Reich, tiene necesidad de inventarse un enemigo para justificar la propia mobilización. Y lo ha intentado tras el 11 de Septiembre, con los resultados que vemos en Afganistán, en Iraq y en Pakistán. En cualquier caso, el enemigo del imperio en fase terminal ha sido identificado con el Islam.

Pero el hecho más trágico lo subraya Dedefensa. No es sólo que ”el sistema no tenga ya un enemigo disponible que le permita llevar a cabo una auténtica guerra y mobilizar todas sus energías”, como sucedió cuando se etiquetaron como el Mal Absoluto los regímenes fascistas en Europa y Japón. Ahora, ”el sistema es tan decrépito que ya no sería capaz de producir eficazmente el volumen de armanentos necesario para una verdadera guerra”, como la que enfrentó a Estados Unidos y sus aliados contra el Tercer Reich alemán y Japón.

Recordemos lo que fue la última guerra. Los millones de ciudadanos mobilizados para el fuego y la muerte. Las batallas oceánicas con decenas de miles de muertos americanos por un sector de playa en Normandía y un islote en el Pacífico. Y en el otro bando la enconada, sobrehumana capacidad de batirse y resistir con la guerra perdida, las divisiones alemanas aniquiladas en Rusia, los italianos y los alemanes en El Alamein, los kamikaze japoneses. Pero recordemos sobre todo la mobilización de toda la capacidad industrial y científica (la flor más preciada de la civilización occidental) que fue empleada; la suma de genialidad y de ideas originales, flor del intelecto occidental, por parte de químicos, físicos, capitanes de industria. Las naciones entraron en guerra con aviones y medios de la primera guerra mundial y terminaron con cazas a reacción, misiles, radares, miles de carros de combate cada vez más veloces y potentes que se lanzaban unos contra otros. Japón, nación históricamente pobre, pudo botar cientos (sic) de portaaviones; hoy no tiene ninguno.

Hagamos una comparación con la  “guerra” de hoy. “El presupuesto de la defensa USA alcanza casi los mil millones de dólares (la suma de los cinco países más potentes que vienen después, superior a todos los medios usados para la Segunda Guerra Mundial) y sin embargo a duras penas puede conseguir 30.000 hombres más para Afganistán; y tardará más de un año en desplegarlos”

Un año o más: comparemos esto con el despliegue relámpago del Afrika Korps y sus medios acorazados, con la rapidísima construcción de redes ferroviarias para abastecer a los ejércitos alemanes en Rusia, mientras por su parte la industria USA era capaz de proporcionar armamento a Stalin, además de a sus propias fuerzas y a los ingleses.

Leed las notas de Albert Speer: ”La producción de partes para los medios blindados fue quintuplicada entre el 1940 y el 1944, y su capacidad de combate casi multiplicada por ocho, obteniendo al mismo tiempo, gracias a geniales racionalizaciones, un ahorro en la mano de obra dedicada a ello del 79%, y del 93% en la cantidad de acero empleada. En 1941 Alemania construyó 1.918 locomotoras; en 1942, 2.637; en 1943, bajo los bombardeos incesantes de sus instalaciones industriales, construyó 5.243”.
¿Y la aviación? Los primeros cazas de la guerra tenían motores de explosión y no superaban los 380 km/h; luego vinieron las turbinas y finalmente los motores a reacción, a mil kilómetros por hora, las V1 y las V2.

Más allá de cualquier opinión que tengamos nosotros (que somos facilones y primitivamente moralistas) sobre estos regímenes opuestos, una cosa está clara: eran capaces de mobilizar recursos espirituales que hoy no podemos ni siquiera imaginar; recursos corporales y mentales, el máximo de la agudeza intelectual. Aquella generación combatió sabiendo el porqué, aquélla era una confrontación entre dos distintas visiones de la civilización.

Lo que hoy sucede a la ”superpotencia americana” está bien ilustrado por las dificultades en la construcción del costosísimo F-35, Joint Strike Fighter, el supercaza de Estados Unidos, como ha descrito una información de ”France Métallurgie”.

La fabricación de los F-35 tiene su cuello de botella en ciertas prensas, que se utilizan para plasmar algunas partes de aluminio del fuselaje. Partes de forma compleja y largas más de tres metros. La Lockheed, que tiene el papel de contratista principal, ha encargado de la fabricación de estas piezas a la multinacional del aluminio Alcoa. El hecho es que la Alcoa tiene sólo una de estas prensas de 25 toneladas, y se ha gastado 100 millones de dólares para modernizarla; en efecto este equipo fue construido en los años 50, y los americanos la copiaron, con gran esfuerzo por las dificultades técnicas que presentaba, de un modelo alemán de la Segunda Guerra Mundial. Según algunos existe una segunda prensa con estas características.

Conclusión de la revista metalúrgica: “Esto significa que el avión americano más avanzado técnicamente será construido usando un equipo de más de cincuenta años y en su tiempo fue considerado un histórico logro de la ingeniería americana. Esto significa que los Estados Unidos y otros países no podrán incrementar la producción de tales prensas (y del avión) por limitaciones en capacidades industriales cruciales. De alguna manera es el testamento de la ingeniería industrial moderna el hecho de que este equipo exista aún después de medio siglo y sea el único disponible para el programa”.

El avanzadísimo F-35 no se podrá construir en masa porque en el mundo hay sólo dos prensas para forjar partes esenciales de aluminio. Imaginemos que Occidente deba un día combatir una verdadera guerra, como los alemanes y los japoneses en el último conflicto. Imaginemos que fuera necesariao acelerar la producción del F-35 a centenares, a miles de unidades: la única superpotencia que queda depende de dos prensas de hace cincuenta años copiadas de los nazis, porque aparentemente ha perdido la capacidad técnica para construirlas. No por casualidad Estados Unidos e Israel eligen “enemigos” a los que están seguros de poder aplastar, la fantasmal “Al Qaeda”, Hamas, los talibanes descalzos armados con RPG.

Pero ya con los guerrilleros afganos tienen dificultades. La civilización-fraude a duras penas consigue desplegar 30.000 hombres y –después de mucho insistir sobre el peligro extremo del “terrorismo global”- no se atreve a ser coherente con ello y apelar a la población para una mobilización total. Porque saben que la respuesta sería la rebelión y las deserciones en masa: los ciudadanos, conformistas, han interiorizado el montaje oficial, creen en el “terrorismo islamico”, pero eso sí, no hasta el punto de aceptar que sus hijos sean llamados a filas en masa. Aceptan el embuste virtualista, pero en el fondo de la conciencia conocen su falsedad. A falta de patriotas vuelven los mercenarios, con los cuales –como Maquiavelo decía- las guerras se pierden, porque el salario no es un motivo suficiente para el sacrificio extremo.

Sólo este aspecto ya revela el horrible atraso del pensamiento (militar en este caso), análogo al atraso tecnológico que no permite multiplicar las prensas Alcoa. El atraso es, radicalmente, de los intelectos y del espíritu.

Se entiende que los talibanes o Hezbollah no serán nunca lo bastante fuertes como para infligir al virtualismo americanista una derrota histórica, de manera que los occidentales podrán ocupar Afganistán durante otros diez años, extender su guerra a Pakistán, bombardear Irán y seguir imponiendo la voluntad de poder americanista indefinidamente, por lo menos hasta que el número de militares suicidas no será intolerable.
Los portaaviones y los misiles intercontinentales además están siempre ahí, suficientes para atacar desde el cielo y disuadir adversarios potenciales más poderosos.

Es por esto que los autores de Dedefensa afirman que esta civilización mundial “usurpa el concepto de civilización y no debería estar ahí”. Con ello encuadran el nudo más trágico del tiempo en que vivimos. No solamente “nuestra potencia técnica disimula nuestra decadencia y perversión”. Lo radicalmente grave, dicen, es que muestra civilización-fraude “ha adquirido un poder suficiente para interrumpir el ciclo de las civilizaciones”.

¿Qué significa? Siguiendo una vez más a Toynbee, gran teórico de la historia comparada de las civilizaciones, tenemos que la decadencia de una civilización ha dado paso siempre a una sucesiva, heredera suya e innovadora, vivificadora de los restos moribundos de la primera. Cuando el Imperio Romano comenzó a ceder frente a la presión simultánea de los bárbaros del Norte y los Partos del Este, y sobre todo a fracasar ante las dificultades de gestión de un imperio demasiado vasto, alimentó sin embargo en su seno las semillas de la civilización cristiana, y dejó que fuera su sucesora. Toynbee enumera otra media docena de civilizaciones que decayendo han cedido el puesto a otra que comienza de una semilla espiritual.

“En el lejano Oriente por ejemplo el imperio T’si y Han corresponde al Imperio Romano mientras que el papel de la Iglesia Católica corresponde al budismo mahayana”

Esto hoy, decía ya Toynbee en 1945, no es posible. La potencia tecnológica anglo-americana suprime la posibilidad de este recambio tan esencial para la humanidad. Una civilizacion radicalmente ilegítima y decrépita continúa la occidentalización del mundo entero, puede aún pretende establecer su control sobre la naturaleza del planeta –el definitivo sueño totalitario- y de “expandir la democracia” matando las civilizaciones orgánicas, y proclamar el “fin de la historia”, mientras difunde su vacío espiritual. Los partos y los bárbaros germanos combatían en paridad de condiciones con las legiones de Roma; fue posible derrotar a Hitler y a su visión del mundo. Hoy la disparidad de condiciones es tal que los potenciales adversarios del americanismo (¿China? ¿Rusia?) sienten que el precio de una guerra para terminar con la pseudo-civilización terminal de lengua inglesa sería demasiado alto.

Entonces, ¿El sistema sobrevivirá añadiendo un espeso estrato a su mentira total, ampliando sus guerras no-verdaderas, pasando en Afganistán, Pakistán e Irán de una no-derrota a otra de la misma manera en la cual Drácula el vampiro se denominaba el no-muerto?

Un analista americano, Charlie Cook, sintetiza la arrogancia de su no-civilización y su oculta fragilidad en una frase: nuestro problema no son los lobos en la puerta de casa, sino las termitas que devoran silenciosamente nuestros cimientos desde el interior.

“Desgraciadamente nuestro sistema está consituido más bien para enfrentarse a los lobos”; nos armamos y super-armamos, gastando fortunas contra un enemigo externo que no osará atacarnos nunca, y fingimos no darnos cuenta de las termitas que nos destruyen la casa desde dentro: los banqueros, Wall Street, el consumo idiota y la acumulación de la deuda con la bancarrota detrás de la esquina; la droga, la destrucción de la familia, la caída de la natalidad, la insubordinación permanente y corpuscular de la sociedad; la burocratización, el vacío espiritual agresivo, la ceguera arrogante, la discordia entre “aliados” occidentales bien visible en las divisiones de la OTAN ante el enemigo guerrillero afgano.

¿Está completa la lista de las termitas? ¿El destino de la civilización-fraude es descomponerse irreversiblemente, sin que otra ocupe su lugar?

Toynbee tenía esperanzas en la penetración del budismo en Europa; después (en un ensayo del 1947) indicó hipotéticamente el Islam como posible sucesor de la “civilización tecnológica de lengua inglesa”, por motivos curiosos: su devoción, su universalismo, su falta de racismo (según él, el motor oculto del imperialismo británico)...

Esto irritará a muchos lectores; también Toynbee se esperaba un clamor de voces de rechazo ante tal hipótesis: ¿Cómo, los musulmanes? ¿Tan atrasados, tan “inciviles”, tan contrarios a la “emancipación de la mujer”, tan privados de armamentos, de satélites y de misiles? Es verdad, escribe, “podemos imaginar que uno como Ataturk (el laicista de un país islámico) y un ultra-fundamentalista como el gran Sanusí estarían de acuerdo con los colonialistas occidentales para exclamar: ¿Cómo se puede esperar del fellah egipcio y del hamal (porteador) de Constantinopla la menor contribución creadora a la futura civilización?”

Atención, dice Toynbee: exactamente de la misma manera, “en el alba de la era cristiana, Herodes Antipas (el impío laicista Ataturk de la época) habría estado de acuerdo con un (detestado) gobernador romano de la época en preguntar irónicamente: ¿Qué puede surgir de Nazaret que sea bueno?. A la luz de la historia podemos considerar su ironía un error ridículo, si consideramos como criterio del bien la manifestación de la potencia creativa”

Sesenta años después de esta profecía, el occidentalismo en todas sus formas terminales, cualquiera que sea su ideología, están extrañamente de acuerdo en la inferioridad de los musulmanes y negarles cualquier contribución a la civilización; todos de acuerdo en el bombardear, quemar, negarles derechos, expulsarles, pretender de sus inmigrados un “juramento de lealtad”, la “aceptación de nuestros valores”. Todos estos son signos inconfundibles de que se les tiene un miedo terrible, insuperable, paranoico, del todo desproporcionado respecto a su debilidad militar.

Y no se recuerda que ya otra vez la “potencia creadora”, único criterio del bien, dio origen a una civilización que no brotó de las cabezas pensantes, sino de la sangre vertida por la gente sencilla.

(1) Arnold Toynbee (1889-1977) es el más célebre estudioso en lengua inglesa de historia comparativa de las civilizaciones, su nacimiento y caída (en la línea de Spengler, pero con más éxito); intelectual de vastísima cultura, políglota, fue reclutado en el Intelligence Service como arabista. Su obra capital es el monumental ‘A Study of History’  en seis volúmenes, que recomendamos encarecidamente.

1 comentario:

  1. Normalmente cuando pongo una entrada en este blog comparto en todo o en buena parte el contenido, pero este texto de Blondet es un poco particular y más bien una provocación.

    El discurso del avión puede ser o no representativo, es nada más que un episodio y no sé si tiene la importancia que se le atribuye en al artículo, pero ilustra una posible decadencia de Occidente a nivel tecnológico, que es algo bastante posible aunque superficialmente parezca absurdo. Notemos que en Estados Unidos la mayor parte de los informáticos son indios, que los componentes electrónicos se fabrican buena parte en Taiwan, que China e India progresan a pasos agigantados.

    Y sobre todo notemos cómo la educación en los países occidentales se ha degradado de manera impresionante por culpa de una nefasta ideología igualitaria. A medio o largo plazo una civilización técnica necesita de unas élites formadas con criterios de meritocracia y excelencia. No se puede contar eternamente con nuestro dinero para contratar informáticos indios, porque nuestro sistema educativo es incapaz de producir la clase técnica del nivel necesario.

    El discurso del Islam puede ser mal entendido. A menudo Blondet se muestra bastante filoislámico y no voy a seguirle hasta ahí, pero lo esencial, que el texto subraya, es que un Islam con valores fuertes fácilmente ocupará el vacío que deja un Occidente sin valores ni identidad. La comparación con los orígenes del cristianismo tiene un sentido porque una religión naciente y llena de fuerza espiritual pudo derribar una cultura clásica que evidentemente estaba ya moribunda, aunque militarmente fuera un potente imperio. Recordemos que hasta bien entrada la Edad Media el cristianismo no se expandió con la fuerza militar sino exclusivamente por su fuerza espiritual y la fe de sus defensores.

    Si Occidente no es más que una cáscara tecnológica vacía de valores y de espiritualidad, carente de tradición (porque la canalla mundialista ha cortado su cadena de transmisión) y donde el único culto de verdad profesado es la religión del dinero, no importa que nuestros ejércitos sean técnicamente superiores a los musulmanes, porque el campo de batalla será otro muy distinto.

    ¿Lanzaremos bombas contra nuestras ciudades cuando grandes partes de la población sean de origen árabe, o cuando nuestra población de origen europeo empiece a convertirse en masa al Islam?

    Porque esto puede perfectament ocurrir. El ser humano no puede vivir permanentemente en un vacío absoluto de valores, en un "extraordinario malestar disfrazado de bienestar" usando palabras de Massimo Fini.

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