"Hubo un tiempo en que el pensamiento era divino, luego se hizo hombre, y ahora se ha hecho plebe. Un siglo más de lectores y el Espíritu se pudrirá, apestará"

Friedrich Nietzsche

viernes, 17 de mayo de 2013

LA SOCIEDAD SIN PADRE (IV): Patología de la sociedad sin padre



[En el capítulo V de su libro Claudio Risé pasa revista a una serie de taras y deformaciones de la personalidad relacionadas con la ausencia del padre, y verdaderamente el lector notará hasta qué punto estas anormalidades son omnipresentes hoy en día y caracterizan la sociedad actual.

Mención especial merecen los breves datos sobre la violencia contra la infancia, de los cuales resulta la funcion protectora del padre. Esto es importante saberlo para valorar en toda su profundidad la basura infecta que encontramos regularmente en los medios, con artículos canallas que invariablemente buscan crear en la mente del lector la asociación entre paternidad y maltrato infantil, y presentar al padre como un maltratador de la infancia.]

Para mejor comprender cómo se configura la patología de la “sociedad sin padres” recordemos brevemente lo que dijimos anteriormente, cuando identificamos la “huella del padre” con la capacidad de soportar las heridas, las pérdidas, que la vida inexorablemente inflige. Pues bien, la “sociedad sin padres” donde la fábrica de los divorcios” reduce frecuentemente el progenitor varón a un individuo sin casa, homeless, marginado, fuera de la sociedad, es una agregación de personas incapaces de soportar las heridas de la vida.

Una sociedad que no sabe perder

Los ciudadanos de la “sociedad sin padre” ven la pérdida como una afrenta personal, más que como una prueba de su existencia, ligada también al destino espiritual del individuo. Entre estas “pérdidas” incomprensibles e inaceptables está el sacrificio de reconocer el principio de autoridad, destronado junto a la figura paterna. […] Adecuarse a la norma, sostener la confrontación con el plano de la realidad, se vuelve dificilísimo sin un padre que introduzca en la sociedad […] Los conceptos base de la ética, indispensable para desarrollar la voluntad, son desactivados completamente por la ideología del “padre eliminable”.

La caída de la vitalidad y la regresión de la personalidad a niveles infantiles

Es evidente en Occidente la caída de vitalidad del ser humano. Lo demuestran, a un nivel profundo, los materiales del subconsciente: sueños, fantasías, producciones creativas. Hoy estas “producciones culturales”, importantísimas para establecer el grado de salud de una civilización, son débiles y poco vitales […] tal caída de vitalidad está objetivamente documentada por una serie de fenómenos sociales o clínicos. Por ejemplo el continuo aplazar el momento en que se sale de la casa de los padres, la desorientación en las relaciones y los sentimientos (sustituidos por “modelos” mediaticos prefabricados), la multiplicación de las fobias de todo tipo, el aumento de la esterilidad que es la somatización del temor a reproducirse […]

Cuando el padre se “elimina” como sucede física y simbólicamente en la sociedad occidental tardomoderna, el desarrollo pleno de la personalidad se alcanza sólo fatigosamente, de manera ocasional, y el individuo no logra nunca superar los estadios psicológicos precedentes, experimentados durante la infancia.

La perversión “devorante” en la sociedad sin padre

[El primero de estos estadios es] la “fase oral” en la cual el mundo se conoce comiéndolo y gozando para obedecer al principio del placer, vivido en su modalidad “devorante”. Uno de los efectos de la liquidación de la imago paterna, personal y colectiva, es el de hacernos retroceder al estadio oral de la primerísima infancia, con sus conocidas características. Por ejemplo la incapacidad de sostener la tensión de la espera o de la mediación […] La manifestación teatral del sentimiento […]

La oralidad de este modelo social se manifiesta también  en la tendencia a caer en comportamientos literalmente “devorantes”, en los que las dificultades psicológico-afectivas que vienen de no saber soportar la tensión (de la espera, de la privación) se “compensan” con el consumo-ingestión de sustancias: alimentos, drogas, alcohol.

La perversión sádica en la sociedad sin padre

Según Mendel “la regresión impuesta al niño contemporáneo […] a través de la rebelión contra el padre, está sobre todo caracterizada por la retención, la avaricia, la agresividad sádica, los comportamientos y fantasías obsesivas”. Es difícil decir si éste sea el problema psíquico prevalente, dada la evidencia del clima de “oralidad” que hemos visto que caracteriza la cultura occidental. No hay duda sin embargo, a la luz también de los resultados de la experiencia clínica, que esta situación psicológica está acompañada por tales síntomas. Es prueba de ello la multiplicación de las neurosis obsesivas, con su contorno de manifestaciones y fobias, y las infinitas manifestaciones de sadismo, dirigido contra uno mismo (masoquismo) o hacia los demás. Connotaciones fuertemente sadicas se notan también en los comportamientos de expulsión de los padres de la familia y de la sociedad, así como en aquellos (que llegan a impensables niveles de ensañamiento) de violencia sobre los niños y sobre las mujeres.

Hiperconformismo y agresividad

Forma parte de la neurosis obsesiva, ligada al lado sádico de la sociedad sin padre, su tendencia, a nivel colectivo, a escindirse de manera esquizofrénica entre hiperconformismo (sumisión pasivo-masoquista) y rebelión terrorista, con explosiones de violencia sadica.

¿Vivimos en una sociedad perversa que multiplica el malestar? Pues aceptémoslo sin parpadear: esta parece ser, por ahora, la reacción de la mayoría, en su componente pasivo-conformista.

Por otra parte, en nuestros días ha sucedido más de una vez que un individuo entrara en una escuela, u otro lugar público, para matar, sin un objetivo particular, a cuantas más personas pudiese. Es esta la reacción sádico-rebelde a una situación vivida como sofocante y carente de sentido. […]

Los hijos que han crecido sin el padre tienen más del doble de posibilidades de involucrarse en episodios de agresividad criminal. Según fuentes del Ministerio de Justicia americano el 72% de los adolescentes homicidas, el 60% de los violadores y el 70% de los detenidos a penas de larga duración ha crecido en una casa sin el padre. Entre los jóvenes que muestran comportamientos violentos en la escuela la situación familiar es, once veces contra una, de ausencia del padre. […] El 69% de los niños víctimas de abusos sexuales viene de hogares de los cuales el padre biológico estaba ausente.

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