"Hubo un tiempo en que el pensamiento era divino, luego se hizo hombre, y ahora se ha hecho plebe. Un siglo más de lectores y el Espíritu se pudrirá, apestará"

Friedrich Nietzsche

sábado, 20 de julio de 2013

EL CORTOCIRCUITO DE LAS CULTURAS SUPERIORES


Massimo Fini
Il Gazzettino, 8 giugno 2012



Claude Lévi-Strauss, filósofo y antropólogo francés, dividía las sociedades en “frías” y “calientes”. Las primeras son tendencialmente estáticas y privilegian el equilibrio y la armonía en detrimento de la eficiencia económica y tecnológica. Las segundas, a las cuales pertenece la nuestra, son dinámicas y escogen la eficiencia y el desarrollo económico en perjuicio sin embargo del equilibrio, puesto que “producen entropía, desorden, conflictos sociales y luchas políticas, contra todo lo cual los primitivos se protegen y quizás de manera más consciente y sistemática de cuanto suponemos”. No existen por tanto “culturas inferiores” y “culturas superiores”. Se trata simplemente de sociedades diversas que parten de presupuestos diversos, cada una de las cuales desarrolla solamente algunas de las potencialidades, y no las otras, presentes en la naturaleza humana.



De cualquier manera el problema de las sociedades dinámicas es que terminan por ser ahogadas por su mismo dinamismo y por fracasar justamente en el terreno económico, que es donde han apostado todo, marginalizando las demás exigencias humanas. Estas sociedades en efecto no sólo no pueden dar marcha atrás sino que no pueden ni siquiera mantener la velocidad adquirida, deben siempre aumentarla. Cuando esto ya no es posible la cinta se rebobina hacia atrás con velocidad supersónica consumiendo en poquísimo tiempo lo que había sido adquirido en siglos de marcha triunfal. Este es el riesgo que corremos nosotros, hoy.



Hagamos un ejemplo mínimo que se refiere a la situación italiana, pero cuyo significado puede ser extendido a todo el modelo de desarrollo occidental, basado en el crecimiento infinito. La otra noche estaba participando en un debate con el diputado Roberto Rosso, del PdL [NOTA: Partido de Berlusconi] quien sostenía que los dependientes píublicos son una enormidad, tres millones y medio, y era necesario redimensionarlos drásticamente.



“De acuerdo”, repliqué. “Supongamos que sea posible quitar de enmedio un millón usando algún ‘amortizador social’. Pero este millón perderá mucha de su capacidad adquisitiva creando dificultades a las empresas, que se verán obligadas a prescindir de empleados y obreros quienes perderán, a su vez, poder adquisitivo y capacidad de consumo, originando por tanto ulteriores dificultades para las empresas, que deberán liberarse de más personal o cerrar, en un círculo del cual no se ve el final.”



Es solamente un ejemplo. Pero toda la situación actual está plagada de estos bloqueos, comenzando por el binomio inconciliable de rigor y crecimiento, evocado talmúdicamente en todos los discursos, por el gobierno, por políticos, economistas, sindicatos, cuando ya no se puede crecer más.



Y viene la hórrida sospecha de que quizá no se equivocasen totalmente aquellos primitivos que se han negado a entrar en el maravilloso mundo de la “cultura superior” y por lo menos se han ahorrado el estrés cotidiano del spread, del FTSI y el MIB, de la Bolsa, de los mercados, de la spending review, de los tipos de interés, las hipotecas, la BCE, la FED, el FMI, el IBAN, el ABE, el PIN, las contraseñas, el iPhone, el iPad, del tablet, de la TDT, del cable para la HDTV; y la frustración, sobre la cual el tinglado se sostiene, de ver pasar al vecino con el BMW mientras tú te tienes que conformar, como Fantozzi [NOTA: Personaje cómico italiano símbolo del pobre capullo, el empleado medio frustrado y desafortunado],  con un utilitario.

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